Tecnoestrés: El impacto de la tecnología en la salud mental

Una de las principales causas del tecnoestrés es la conectividad constante a través de dispositivos móviles (Rodriguez-Barboza, et al., 2023), esto implica estar siempre alerta frente a cualquier eventualidad que pueda ocurrir en el trabajo a cualquier hora, lo cual favorece la aparición de la sensación de que nunca te desconectas y descansas del trabajo, afectando el equilibrio entre la vida laboral y personal. A ello hay que adicionar la presión que los colaboradores pueden llegar a sentir por mantenerse siempre disponibles (Rodriguez-Barboza, 2023); la cultura de la inmediatez, impulsada por las redes sociales y la mensajería instantánea, crea la expectativa de respuestas prontas, generando una presión constante. Igualmente, la comparación social en línea o entre los colaboradores de un mismo equipo puede evocar sentimientos de competencia y la necesidad de mantener una presencia constante para ser percibido como comprometido, exitoso o activo. Finalmente, en la actualidad gracias a la globalización y al desarrollo de la tecnología tenemos acceso a la información de manera ilimitada, esta avalancha constante de información puede generar ansiedad por miedo a perderse algo realmente importante o valioso (Rodríguez-Vásquez, et al., 2021), entorpeciendo el discernimiento entre información relevante e irrelevante, consiguiendo generar en la persona cansancio y saturación, afectando negativamente la capacidad de procesamiento de información.

Todo ello trae consigo una serie de reacciones a nivel físico y emocional. La prolongada exposición a pantallas brillantes y azules produce síntomas de ojo seco, dolores de cabeza y dificultad para enfocar, asimismo el agotamiento mental relacionada con esta misma, puede afectar el rendimiento general y la calidad de vida, trayendo problemas para realizar tareas simples, sencilla y cotidianas. A pesar de tener un enorme deseo de desconexión, el miedo a perderse mensajes importantes o actualizaciones no permite que esta finalmente se lleve a cabo, de hecho, sucede todo lo contrario puesto que se implanta una imperiosa necesidad de revisar constantemente el teléfono que finalmente desemboca en un hábito difícil de romper. La calidad de sueño también se ve afectada por la prolongada exposición a las pantallas (Rodríguez & Yepes, 2020), ya que estás disminuyen la producción de melatonina, generando insomnio y afectando el proceso de recuperación por el cual pasa el cuerpo durante las noches de sueño. Los problemas para concentrarse se vuelven mucho más comunes ya que la multitarea digital logra mermar la capacidad de concentración y reducir la eficacia en la realización de tareas (Guacaneme, 2021). Finalmente, el tecnoestrés también logra que nos desconectemos a nivel social ya que el uso excesivo de tecnología puede llevar a descuidar las relaciones cara a cara, perdiendo relaciones importantes y así generando sentimientos de inferioridad, contribuyendo al aislamiento social (Rodriguez-Barboza, et al., 2023).

Conociendo las causas del problema podemos brindar algunas pautas o estrategias para poder gestionar el tecnoestrés. Es importante establecer límites con respecto a las horas para revisar correos electrónicos y mensajes, comunicando claramente a colegas y amigos cuándo estás disponible (Rey-Merchán & López-Arquillos, 2020), actualmente tanto los dispositivos móviles como aplicativos laborales tienen incorporadas funciones de «no molestar», estos se pueden configurar de tal manera que se activen de manera automática una vez finalizado el  horario laboral, de esa manera eliminar las interrupciones y promover un tiempo de calidad con la familia y amigos. Asimismo, es importante programar períodos regulares de tiempo libre de tecnología, como los fines de semana o durante las vacaciones, el participar en actividades fuera de línea, como deportes, lectura o manualidades también seria de gran ayuda. Durante las horas de jornada laboral podemos establecer rutinas saludables, como realizar pausas cortas para estirarse y descansar la vista durante largas sesiones frente a la pantalla.

El tecnoestrés es una realidad en la sociedad moderna, pero entender sus causas y adoptar estrategias para gestionarlo puede ayudarnos a mantener una relación más saludable con la tecnología. Al equilibrar el uso de dispositivos digitales con el autocuidado, podemos mitigar los efectos negativos y disfrutar de los beneficios que la tecnología tiene para ofrecer sin comprometer nuestra salud mental.